Personas en una reunión de trabajo revisando gráficos.

Después de pasar por un proceso de selección, finalmente recibes la buena noticia de que has obtenido el empleo. Ahora debes comunicarlo a la actual compañía en la que trabajas para poder aprovechar esta nueva oportunidad. Pero, ¿qué pasa si la empresa no está dispuesta a dejarte ir?

Está claro que la decisión siempre la tomas tú, pero es posible que la empresa busque la manera de retener el talento (aunque ya sea un poco tarde) y lo más probable es que te ofrezca una contraoferta con un mejor sueldo, una redistribución de tareas o incluso un nuevo cargo.

Ante esta disyuntiva surge la pregunta ¿quedarte en el ambiente que ya conoces o aventurarte con algo nuevo? Es posible que en un principio pienses que lo mejor es quedarte en tu empresa actual, pues ya conoces a tus compañeros, sabes cómo funciona todo y ahora recibirás nuevos beneficios. Pero, a pesar de todo eso, no debes olvidar que esta contraoferta no necesariamente corrige o mejora las emociones negativas que pudieran generarte tu trabajo actual. Recuerda, podrías estar ganando más dinero, pero sentirte estancado o deprimido.

Sin embargo, es importante que te preguntes cómo quieres crecer profesionalmente, ¿realmente esa contraoferta te da la oportunidad de desarrollo o es sólo una solución temporal?, ¿cuál fue la razón principal por la que decidiste buscar otro trabajo?, ¿qué te ofrece la nueva empresa que no tienes en tu trabajo actual?

Si después de considerar ambas opciones decides que quedarte es la mejor opción, debes tener en cuenta un consejo de los expertos: hacer saber a tus jefes que estás contento con la decisión que has tomado, ya que muchas veces estas experiencias tienden a afectar la confianza de los superiores en el trabajador.

Por supuesto, quedarse en el trabajo ya conocido no necesariamente es la mejor decisión, pues al cabo de un tiempo podrías darte cuenta de que la empresa no ha cumplido con sus promesas o simplemente te sientes estancado, por lo que es probable que comiences de nuevo a buscar empleo.

Pero ¿qué pasa si decides irte y luego te arrepientes? Esta situación también es común, pues es posible que extrañes muchas cosas de tu antigua empresa y que el nuevo trabajo no ofrezca esos beneficios, por pequeños que sean. Incluso, puede ser que el nuevo trabajo te decepcione y no sea lo que esperabas.

En ambas situaciones se trata de un riesgo que debes tomar, pero, en cualquier caso, no debes olvidarte de cuál es tu objetivo como profesional. ¿Hasta dónde quieres llegar? ¿Cómo?